Observatorio Latinoamericano Nº 11 «Dossier Uruguay», junio de 2013

Escribir un Dossier sobre Uruguay es una invitación a reflexionar sobre los elementos comunes y diversos de los países que integran nuestra región. Uruguay, ese pequeño país acorralado entre dos gigantes fue objeto de experiencias políticas singulares. En Montevideo nació José Gervasio Artigas, una figura emblemática del proceso emancipatorio rioplatense y propulsor de uno de los proyectos más radicales de la época. Tiempo después, tras un largo y complejo proceso de formación estatal, hubo una temprana modernización del Estado y de la sociedad bajo impulso de Batlle y Ordóñez a comienzos del siglo XX. Se llevaron a cabo reformas económicas, sociales, políticas y culturales cuyo carácter radical contrastó con el liberalismo de los países latinoamericanos contemporáneos. Desde entonces, el país se convirtió en la “Suiza de América”, un cliché siempre recurrido para referir al carácter integrado de la sociedad, a la tenue estratificación social, a la vitalidad de los partidos políticos y a la significativa estabilidad democrática a lo largo de su historia. La “Suiza de América” es un cliché pero ante todo es un prejuicio, al presumir que Suiza es un modelo a imitar y Latinoamérica el ejemplo a evadir. En parte por ese tipo de lecturas, los años sesenta uruguayos fueron incomprendidos o, en muchos casos, fueron leídos a partir de juicios condenatorios de la violencia revolucionaria: ¿cómo podía surgir una organización armada en una sociedad con las características antes aludidas? Si bien la pregunta es válida y pertinente, el hecho de creer que Uruguay era ajeno a una historia latinoamericana compartida, en donde se enhebraron rupturas y continuidades, conflictos y resistencias alentó ese tipo de miradas. Por el contrario, no sólo la revolución rioplatense –y sobre todo en este lado oriental– sino también la formación del Estado en Uruguay hallaron en la violencia un vehículo para la resolución de conflictos, y fue precisamente a partir de esa conflictividad que se modeló la identidad política uruguaya en la cual gravitaron los partidos. Los partidos Nacional y Colorado, surgieron como resultado de las guerras civiles que se sucedieron luego de la Independencia de 1828, y fueron los actores cruciales de la historia política uruguaya: desde entonces y hasta el año 1971, cuando se creó el Frente Amplio, hubo un sistema bipartidista conformado por ambas fuerzas. La centralidad de los partidos ha sido objeto de varios estudios, aunque una de las interpretaciones más agudas fue la de José Rilla (2007) quien consiguió matizar la muy recurrida definición de la “partidocracia” uruguaya. Para Rilla, en Uruguay rige una “pauta politicocéntrica” y subsidiariamente hay “una partidocracia que lo gobierna”. Es decir, que la característica central de la sociedad es su lógica política y el sistema de partidos es –luego– el medio que la posibilita.

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