Observatorio Latinoamericano Nº 8 «Dossier Chile», agosto de 2011
Estudiar la historia de Chile durante el siglo XX es siempre una invitación a debatir las más diversas experiencias políticas. Este Dossier espera acercarnos a esa diversidad, recorriendo una pregunta pocas veces transitada: ¿por qué Chile, ese largo y angosto país, se convirtió en un “laboratorio de experiencias políticas”?
Mirado en su larga duración, Chile se destaca por ser un caso de formación temprana del Estado, rasgo compartido con Paraguay y Brasil. Como muchos de los Estados en ciernes, a excepción de la monarquía constitucional brasileña (1822-1889) y brevemente Haití y México, la forma de organización estatal fue la república representativa que, en el caso de Chile, asumió el carácter centralista y unitario. Tras el triunfo conservador en las guerras civiles del primer cuarto del siglo XIX, se constituyó un régimen político oligárquico profundamente excluyente y verticalista.
Este sistema político modelado por la Constitución de Diego Portales en 1833 tuvo, además, un presidencialismo y una centralización del poder exacerbados. La Guerra del Pacífico (1879-1883), que enfrentó al país trasandino con Perú y Bolivia, contribuyó a modificar las reglas políticas. De la República conservadora se pasó, luego del conflicto bélico y de las guerras civiles de 1891, a un nuevo sistema con rasgos parlamentaristas, aunque también oligárquico. Así, la historia política del siglo XIX estuvo trazada más por continuidades que rupturas – pese que el conflicto social estuvo presente –, pues el régimen político excluyente y las bases sociales sobre las cuales se respaldaba continuaron vigentes.