LIBRO: Estados en disputa. Auge y fractura del ciclo de impugnación al neoliberalismo en América Latina

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Presentación

Desde mediados de la década de los noventa, al compás de los efectos sociales devastadores de las reformas estructurales neoliberales implementadas en la región, se despliega un crisol de resistencias populares en las que emergen, o bien cobran mayor envergadura, movimientos y organizaciones sociales y políticas que cuestionan estos proyectos de ajustes estructurales y privatizaciones, expresando diversos niveles de relaciones de fuerza en cada realidad nacional, pero que en conjunto tienden a formular una impugnación al neoliberalismo como proyecto hegemónico. Empieza así a configurarse el escenario que desemboca en una serie de gobiernos que, en el nuevo siglo, habrían de tomar distancia de la herencia neoliberal y que redefinirían el mapa político latinoamericano, especialmente en el Cono Sur.

Todos ellos -con matices y diferentes niveles de radicalidad- están inscriptos en lo que podemos denominar “Ciclo de impugnación al neoliberalismo en América Latina” (CINAL). Aunque México, Colombia, Perú y Chile (tanto durante la Concertación como con Sebastián Piñera) quedan obviamente excluidos de esta dinámica, también las luchas políticas que se desarrollan en ellos remiten, de uno u otro modo, a la existencia del CINAL, como parámetro de confrontación o emulación. Aquellos gobiernos con vocación “posneoliberal” internalizaron, con amplitud y profundidad diversa, las demandas populares que, en la mayoría de los casos, empujaron sus triunfos electorales, y abrieron así un abanico de transformaciones económicas, políticas, sociales y culturales, muy genéricamente definidas como “progresistas” -en comparación con las modalidades neoliberales que las precedieron-, más allá de la discusión sobre si cada una de las medidas que se aplicaron en cada país tuvieron o no un carácter genuinamente superador de la lógica neoliberal, sea por límites coyunturales o estructurales.

No obstante, en paralelo a la progresividad de varias de sus políticas, en estos procesos se evidenciaron tendencias a la reprimarización y al extractivismo, comunes a toda la región y en estrecha vinculación con las transformaciones del capitalismo global, en una etapa de alza de los precios de los alimentos, la energía y los minerales –abundantes en nuestros países-, como consecuencia de la irrupción de China como actor central en el mercado mundial. Por cierto, este contexto favorable a la exportación de los commodities regionales, implicó una reversión parcial del tradicional balance negativo en los términos de intercambio, y constituyó la base material de la recuperación de ciertos márgenes de acción autónoma de los Estados de la región, aunque con matices diferenciales según cada estatalidad particular, ya que no es idéntica, por caso, la situación de los países escasamente diversificados en su estructura económica y que dependen principalmente de un bien de exportación, que los que cuentan con un mayor entramado industrial.

Los trabajos que integran este volumen son el producto del debate colectivo realizado en los últimos años al interior de los sucesivos Grupos de Trabajo de CLACSO “El Estado en América Latina: logros y fatigas en los procesos políticos del nuevo siglo” y “Estados latinoamericanos: rupturas y restauraciones”. Más allá de los diversos enfoques y perspectivas que cobijan los GT en su seno, coincidimos en ponderar la “cuestión del Estado” para el estudio y la investigación comprometida, en tanto lo caracterizamos como lugar de concentración de poder, arena privilegiada de disputas y territorio de luchas y construcción de hegemonía y contra-hegemonía, que si bien nunca estuvo ausente ni en retirada absoluta durante los años noventa -como pretendieron ciertas lecturas-, sí volvió, particularmente en los últimos tres lustros, a colocarse en el centro del debate intelectual y político.

Este retorno a “la cuestión estatal” supuso reponer la discusión nodal en torno al poder: hablar del Estado es referirse al poder, no solo en su dimensión restringida a “lo político” como campo específico de disputa, sino con respecto a la amplia significación económica y social que expresa, en tanto núcleo simbólico y material de condensación de relaciones de fuerzas. No es casual, en este sentido, que en los momentos históricos de alza de las luchas populares, pero también en aquellos signados por el impulso desestabilizador y/o restauracionista de las clases y élites dominantes en términos económicos, la “cuestión del Estado” vuelva a aparecer en el primer plano con mayor ímpetu, en la medida en que se plantea la disputa sustantiva por el poder social y político.

Esta centralidad, sin duda, se evidenció más nítidamente en los procesos que intentaron avanzar hacia propuestas alternativas de mayor radicalidad con respecto al neoliberalismo predominante en los años noventa (Venezuela, Bolivia, Ecuador, por mencionar los procesos más emblemáticos), así como en los que, de manera más ambigua o acotada, buscaron quebrantar o tomar distancia de algunos de sus núcleos fundantes (Argentina, Brasil, Uruguay, Nicaragua, El Salvador). Pero también estuvo presente en aquellos países donde la hegemonía neoliberal logró perdurar sin grandes fisuras (Colombia, Chile, Perú, México).

Este nuevo volumen elaborado por los GT se propone, precisamente, abordar esta dimensión de suma relevancia, en estrecha vinculación con las pugnas y correlaciones de fuerzas que desgarran al conjunto de la sociedad. En tal sentido, uno de nuestros propósitos en los sucesivos capítulos que componen esta compilación es indagar sobre las limitaciones y obstáculos que han tenido -y tienen- tanto los procesos que han generado mayores expectativas en términos emancipatorios, como los proyectos que mantuvieron cierta distancia crítica respecto del recetario neoliberal, pero evidenciaron rasgos de notable continuidad en cuanto a su matriz socio-productiva e institucional y también los que permanecieron anclados en el marco neoliberal.

En el primer caso, cuando las relaciones de fuerzas permiten que en los Estados se articulen procesos políticos y sociales, nacionales y regionales, impulsados por movimientos populares y por fuerzas políticas de izquierda con vocación posneoliberal (e incluso, en algunos casos, teniendo como horizonte -al menos en términos retóricos o discursivos- al socialismo), se abre la posibilidad de empujar políticas favorables a ciertas demandas e intereses de las clases y grupos subalternos, y a potenciar proyectos de democratización del Estado y de la propia sociedad. Al abordar estas experiencias, se trata, por tanto, de problematizar en qué medida la profundidad de dichas transformaciones, así como el alcance y significado de las mismas, se ha entroncado de manera ineludible con los marcos que impone la estructura de dominación capitalista a escala global y nacional, y con la maduración de las condiciones subjetivas que hacen o no posible producir cambios sustantivos y a partir del protagonismo popular.

Por otra parte, en cuanto a las experiencias de los gobiernos denominados genéricamente “progresistas”, ligadas en algunos casos a propuestas de tipo neodesarrollistas ancladas en una cierta bonanza coyuntural de los términos de intercambio, se busca sopesar los alcances y posibles agotamientos que han evidenciado en los últimos años, y que en casos como el de Argentina y Brasil, han implicado una abrupta recomposición y ascenso de la derecha en términos institucionales. En función de este panorama, que a partir de 2015 abrió un acalorado debate alrededor de la existencia o no de un “fin de ciclo” y la apertura de una nueva oleada derechista, consideramos que si en los últimos años las discusiones se centraron en analizar a los nuevos procesos con referencia a la anterior fase neoliberal y a establecer hasta qué punto se podía hablar de una suerte de “giro a la izquierda” continental, en la etapa actual de ofensiva de las derechas políticas y sociales es imprescindible profundizar acerca de los alcances y, sobre todo, las limitaciones de las transformaciones concretas operadas en los Estados de América Latina y el Caribe durante el CINAL, para identificar los puntos de ruptura efectivos, así como los núcleos de resistencia, los retrocesos y los síntomas de fatiga en el impulso de los cambios que se observan en la región.

No obstante, resulta fundamental situar las mutaciones regresivas sufridas recientemente, en un marco de análisis de relaciones de fuerzas que no se reduzca a una mera lectura “coyunturalista”, y que contemple -y a la vez trascienda- la escala nacional, de manera tal que permita sopesar los impactos que cada una de ellas tiene en el mapa geo-político continental, así como en las posibles reconfiguraciones de los bloques regionales, que por cierto expresan distintos -y hasta antagónicos- proyectos de integración y vínculo diferenciado con respecto al sistema capitalista a nivel global.

Tanto en el estudio específico de cada experiencia concreta como en la lectura comparada a partir de una mirada regional o continental, emergen algunos interrogantes centrales. Aún sin poder dar cuenta de ellos en su complejidad, están presentes en las indagaciones que realizamos en este volumen colectivo y guían nuestros análisis. ¿Se han producido transformaciones medulares de la matriz estatal latinoamericana durante los procesos políticos del CINAL? ¿Se puede considerar que se delineó un momento transicional en la estatalidad sudamericana a raíz de la crisis de legitimidad de los proyectos progresistas y/o posneoliberales implantados en el poder desde fines del siglo XX? ¿En qué medida se ampliaron los márgenes de autonomía de las capacidades estatales durante el auge del CINAL y cómo impacta sobre aquellos el derrumbe de los precios internacionales de los “commodities”? ¿Qué factores y/o condicionamientos, en términos de relaciones de fuerzas -tanto nacionales como regionales y globales-, inciden para que ello ocurra? ¿Qué conflictos sociopolíticos delinean los horizontes y límites de los procesos de cambio estatal en la región en el siglo XXI? ¿Qué experimentos populares prefiguran nuevas dinámicas de participación pública y de gestión colectiva de los recursos y bienes comunes, en, contra y más allá del Estado, de cara a las próximas décadas? ¿Los procesos de cambio político lograron materializarse en la estructura estatal en formas concretas y materiales de difícil reversión o se expresaron en formatos institucionalmente débiles y vulnerables frente a la ofensiva del capital? ¿Hasta qué punto los procesos enmarcados en el reciente ciclo de impugnación al neoliberalismo nos permiten explicar la emergencia y crecimiento estrepitoso de una derecha con tintes neofascistas, pero que accede al poder gubernamental a través de las urnas en países neurálgicos de la región?

En la primera parte de este volumen se analiza el “estado de los Estados” en la región, poniendo el foco en las experiencias de Argentina, Brasil, Uruguay, México, Colombia, Ecuador, Bolivia y Venezuela. Las y los autores de cada capítulo desarrollan diferentes encuadres, conformando un cuadro regional muy variado en términos teóricos y políticos. En la segunda, se presenta un panorama regional, con textos que abordan dimensiones comparativas, luchas territoriales y modelos de desarrollo.

 

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